Viajando a Ecuador.
Me compro el Vanity Fair en el aeropuerto de Madrid. En la edición española le sobran todos los reportajes que periódicamente hacen sobre toreros (la fista de los toros no es arte ni cultura, es tortura) y a la sociedad casposa española. Pero las fotos...
Y en esta está edición está la diosa...
Me voy con ella a Ecuador.
Esta es mi compañía... me gusta la belleza (la unica protesta que merece la pena como decía Ramón Trecet), me gusta la belleza de las mujeres, después las flores y las montañas, pero especialmente la de las mujeres. Entiendo el delirio de los artistas por las mujeres, por las formas femeninas. Las mujeres vestidas y desnudas, sensuales o distraídas.
Posiblemente haya nacido con una sobredosis de testosterona pero no me veo renunciando a disfrutar de esto...
ella me lee algo del New Yorker
un periódico que no compro,
no sé cómo llegan aquí,
pero es algo sobre la Mafia
uno de los capos de la Mafia
que comía más de la cuenta y la tenía demasiado fácil
con tantas mujeres estupendas sobándole los huevos,
y se volvió gordo chupando buenos
puros y tetas jóvenes
y le dan estos ataques al corazón
y resulta entonces que un día alguien lo lleva
en su cochazo por la carretera
y no se siente tan bien
y le pide al muchacho que se detenga y lo deje salir
y el chico lo tumba junto al camino bajo el plácido sol
y antes de morir él dice:
qué hermosa puede ser la vida, y
luego la palma.
a veces hay que matar a 4 ó 5
mil hombres antes de que de algún modo
llegues a la conclusión de que
EL GORRIÓN ES INMORTAL,
EL DINERO ES UNA MIERDA
Y HAS ESTADO PERDIENDO EL TIEMPO.
Bukowski (con un par de cojones)
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