Está todo como estaba hace años, excepto que unos chinos que andaban buscando oro por aquí ya se han marchado.
Encontrarme con el río Kalaglás y todo su poder.
Angel y María. Todo como estaba. Ya no hay mineros por la zona. La selva retoma lo que le corresponde.
Iniciación.
Ayumpum. Este es mi nombre shuar, el nombre con el que me reconocerá el espíritu.
Es el rayo, también el cóndor, que es el ave que vuela más alto, parece ser que es el portador de la luz (Etsa es el sol, su hacedor). Dicen que mediante su sacrificio el mundo se purificó. ¡¡Menuda inspiración!!
Me encuentro con Mali. Nos conocimos en 1994 en la primeras medicinas que hacía Aurelio en Europa.
Somos 25 personas, después empezarían a aparecer shuaras desde cualquier rincón de la selva, por lo menos otros 20. Somo 7 europeos pálidos y contrahecchos: Mali und mich, 3 holandeses (Paul, Marco y Rilke) y dos días más tarde aparecieron Churibia (aguila, nombre shuar, pero de Finlandia) y mi amiga Solem (de la France), que no tenía ni idea que ibas a aparecer por aquí, la última vez nos vimos en Zaragoza y ahora vienes como te has ido y estas sin estar...
Preparamos medicina. Para natemamu sólo se emplea la liana.
Se le quita el musgo y la tierra con un cuchillo y después se machaca con una piedra para deshilachar la madera y se va colocando en un recipiente metálico. Agua y a cocer dos o tres horas. El te resultante es claro, no es espeso como la abuela.
En la puerta se para un colibrí. Otro colibrí.
Hilario me dice que es el espíritu del guerrero. Que hay que levantarse antes de que despierte el colibrí porque cuando este lo hace toma el arutam de las plantas...
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